Uno de los principales problemas que afectan al mantenimiento del peso de muchas personas es el descontrol que tienen sobre la comida, sobre todo cuando llega la noche. Durante el día seguimos una rutina que nos mantiene la mente entretenida, pero, después de una jornada laboral intensa, unido a las tareas personales de cada uno, cuando llega ese momento del día en qué estamos relajados se apodera de nosotros una ansiedad por comer, sobre todo, alimentos dulces o ricos en grasas que no podemos gestionar. ¿Os habéis preguntado por qué?
Cuando comemos por ansiedad, somos como un pozo sin fondo. Cuando más calóricos sean los alimentos que ingerimos, más energía utilizará nuestro cuerpo para poder digerir y eliminarlos. Por eso, muchas veces, en vez de encontrarnos mejor, cuando estamos empachados nos encontramos peor, tanto psicológicamente como físicamente, ya que toda esa energía que gastamos nos deja cansados. Por lo tanto, será mucho mejor encontrar la forma de controlar esa ansiedad, que caer en la tentación de dejarnos llevar por ella. De hecho, con un poco de fuerza de voluntad para hacer algunos cambios en nuestro estilo de vida, podemos controlar esas ansias por digerir cualquier cosa. Eso sí, deberemos ser constantes. Atentos a nuestros consejos:
1. Realiza un mínimo de tres comidas principales más dos tentempiés: uno a media mañana y otro a media tarde.
Mantener nuestros niveles de azúcar constantes es básico para tener controlado nuestro apetito. Por eso es importante evitar espacios de tiempo prolongados sin comer. Un puñado de frutos secos junto con un yogurt, unas tostadas de avena con un poco de jamón, una pieza de fruta con una barrita de cereales… Son ejemplos de tentempiés saludables que os ayudarán a llegar a la siguiente comida con menos hambre.
2. Duerme un mínimo de 7 o 8 horas.
Según un estudio realizado por la Universidad de Chicago, dormir un promedio de 6 horas y media cada noche puede aumentar el nivel de cortisol y con ello el apetito y, como consecuencia favorecer el aumento de peso.
3. Practica alguna actividad física.
Busca algún deporte que te guste y disfrutes con ello. Hacerlo te ayudará a evadir tus preocupaciones o problemas y mejorará tu seguridad y control sobre ti mismo. Además, practicar actividad física genera en nuestro organismo la segregación de endorfinas (las famosas hormonas de la felicidad) que nos hacen sentir bien y con ello se reducen los niveles de ansiedad.
4. Evita bebidas o alimentos excitantes a partir de las cuatro de la tarde.
La cafeína presente en el café, en las bebidas de cola o energéticas, la teína presente en el té o sustancias como el gingseng o el guaraná, influyen en el estado de ánimo acelerándolo y incrementando los niveles de ansiedad. Intenta no abusar de ellas y sustituirlas por otras más relajantes: infusiones como el anís estrellado, la melisa, pasionaria, lúpulo, etc. o una mezcla de varias antes de ir a dormir, puede ser una buena opción para ayudarnos a conciliar el sueño.
5. Distrae la mente y evita tener la tentación en casa.
En el momento que sientas la exagerada necesidad de comer un dulce o cualquier alimento rico en grasas y azúcares, intenta desviar la atención y enfocarla en un punto diferente: sal a dar una vuelta para que te toque el aire fresco, coge un libro, haz una llamada telefónica… Y sobretodo evita tener alimentos con estas características en casa. Sustitúyelos por: tomates cherry, pepinillos o ajillos en vinagre, quesitos desnatados, boquerones en vinagre, zanahorias… Son snacks saludables que nos harán sentir bien después de tomarlos.
Seguramente al principio os costará poner a la práctica todos estos consejos, pero recordad que todo está en nuestra mente y que nuestro cuerpo necesita su tiempo para adaptarse. Pero si sois perseverantes, ya veréis como poco a poco las ganas de comer grasas y dulces se reducen… ¡y a la larga os sentiréis mejor!
Descubre toda nuestra gama de productos
Necesiyo urgente dejar de comer por ansiedad, de noche hracias por los consejos