Desde que la tecnología ha entrado en nuestras vidas nos ha facilitado mucho la vida diaria, pero a la vez, nos ha hecho más vagos y cada vez realizamos menos actividad física.
Y es que ¿cuántas veces cogemos el coche por el mero hecho de ir a comprar el pan, cogemos el ascensor, aunque sea para subir a un primer piso y usamos Internet para evitar salir de casa? Todo esto unido a jornadas laborables de 8-10 horas sentados delante de un ordenador hace que, o nos planteemos apuntarnos a un gimnasio, o que no lleguemos al mínimo movimiento diario necesario para mantener una correcta salud.
¿Qué consecuencias tiene para la salud el hecho de no practicar actividad física?
Según la OMS el 60% de la población mundial no realiza actividad física, por tanto no se observan beneficios a la salud. Esto puede ocasionar:
- Aumento del riesgo de desarrollar hipertensión tanto en hombres como en mujeres.
- Más probabilidad de padecer osteoporosis, enfermedad que causa más de 25.000 fracturas en España cada año.
- Disminución del gasto energético basal y total, por lo tanto, mayor riesgo de desarrollar sobrepeso u obesidad.
Además, se ha demostrado que las personas físicamente activas tienen un riesgo de entre un 20 y un 50% menos de padecer cáncer de colon, en relación con las personas sedentarias.
¿Cuándo se considera que una persona realiza actividad física?
Existe la creencia errónea de que hay que hacer mucho ejercicio para obtener beneficios. Pensamientos como estos nos detienen incluso antes de empezar a hacerlo. De hecho el ejercicio físico más simple, como es el andar, es uno de los más beneficiosos. Se recomienda que cada día andemos un mínimo de 30 minutos.
Además, sería bueno incorporar una actividad aeróbica de intensidad moderada o vigorosa, ya sea nadar, montar en bicicleta, correr, bailar… (¡Lo importante es que nos guste y que disfrutemos con ella!) tres horas semanales y, para fortalecer los grandes grupos musculares, sería idóneo dedicar dos horas semanales a la realización de ejercicios para estimular la tonificación como podría ser una sesión de pesas, pilates…
¿Pero en verano, no hace mucho calor?
Evidentemente evitaremos las horas de más calor para realizar cualquier tipo de actividad al exterior. Lo ideal es hacerlo a primera hora de la mañana o hacia el atardecer.
La hidratación será sumamente importante, por eso será interesante beber abundante agua antes de comenzar a ejercitarse, durante la actividad y al finalizar la misma, para reponer el líquido perdido. No se debe esperar a tener sed para tomar líquido. Es el primer síntoma de la deshidratación. Si la actividad dura más de 60 minutos será conveniente combinarla con una bebida isotónica para que nos ayude a reponer los electrolitos perdidos a través del sudor.
También será importante escoger ropa cómoda de colores claros y telas sintéticas que permitan el secado rápido. Así se evita cambios bruscos de temperatura. Sobre todo, mantén la cabeza protegida con un gorro. Y no olvidéis el fotoprotector en todas las partes del cuerpo que queden expuestas, como brazos y piernas.
Si además tenéis hijos, las vacaciones de verano pueden ser el momento idóneo para empezar una actividad con ellos. Hacer ejercicio con los hijos, desde edades muy tempranas, es beneficioso para toda la familia. Ya que no solo se potencian los lazos emocionales sino que se inculcan hábitos saludables que les pueden servir para el resto de su vida.
¡Estas vacaciones no te quedes sentado en el sofá!
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