¿Eres de los que varía su alimentación en función de cómo te sientes? ¡Que levante la mano a quién no le haya pasado!
Hay muchas personas que en periodos de ansiedad, estrés o tristeza vuelcan estos sentimientos en la comida, lo que se traduce en una ansiedad para comer más de la cuenta o alimentos menos saludables de los que comemos habitualmente. No obstante, hay otras personas a las que le pasa todo lo contrario, en periodos de cambios emocionales pierden el apetito. ¿A qué se debe esto? ¡Sigue leyendo para averiguarlo!
La relación emociones-alimentación es clara, y no sólo porque nuestros sentimientos afecten a lo que queremos comer, sino también al revés. Comer, para la mayoría, es un placer y nos provoca emociones positivas. En momentos de inestabilidad emocional nuestro cuerpo tiene tendencia a consumir alimentos grasos y ricos en azúcares. Cuando usamos alimentos para calmar nuestro estado emocional, a esto se le llama alimentación emocional.
No obstante, esto no es una buena opción ya que se convierte en una especie de retroalimentación, es decir, consumir estos alimentos nos produce un estado de satisfacción, pero este estado de satisfacción es solo momentáneo. Cuando los niveles de azúcar en sangre disminuyen al cabo de un rato vuelven las ganas de comer más. Como hemos dicho, lo que comemos esta relacionado con nuestras emociones, y ellas, al mismo tiempo están relacionadas con el tipo de comida que decidimos comer.
El ritmo de vida que hemos adoptado también influye mucho en la manera en la que nos alimentamos. Muchos llevamos un ritmo de vida muy acelerado, corriendo de arriba abajo y con poco tiempo para nosotros mismos. Esto se refleja, por una parte, en poco tiempo para cocinar o comer como nos gustaría. Y por otra, en estrés que, a su vez, repercute en la alimentación.
Normalmente detrás hay emociones de estrés o momentos en que puedes sentirte menos valorado. Es importante entonces, saber reconocer cuándo el hambre que sientes es fisiológica, es decir, hambre de verdad o emocional. Una buena técnica cuando sientas hambre es pensar si comerías o te apetecería otro alimento saludable, si la respuesta es sí, sientes hambre de verdad. Si, por otra parte, la respuesta es negativa, piensa en la emoción que te esta motivando a consumir estos alimentos, y busca la manera de resolverlo, llama a un amigo, escucha música o sal a hacer ejercicio para desconectar.
Hay algunos alimentos que contiene sustancias que pueden ayudarte a conseguir una sensación de bienestar como, por ejemplo, aquellos que contienen triptófano.
El triptófano es una sustancia que nuestro cerebro usa para fabricar serotonina, conocida como hormona de la felicidad. Cuando nuestro cerebro fabrica serotonina hace que nos sintamos más felices, satisfechos y menos estresados.
¿Y dónde la encontramos? Algunos alimentos ricos en triptófano de origen animal son el pescado, la leche, los huevos y la carne y de origen vegetal podemos encontrar principalmente en las legumbres, cereales, semillas y frutos secos.
Con estos consejos seguro que te resulta más fácil controlar la alimentación en aquellos momentos de cambios emocionales ¡Que la comida sea un placer, pero no sirva para enmascarar emociones!