Llega un nuevo año y con él las resoluciones, los nuevos objetivos y las ganas de empezar con buen pie. Pero para lograr la armonía entre lo que queremos y lo que hacemos debemos ser consecuentes y seguir ciertos pasos que nos ayudarán a estar mejor con nosotros mismos. Cuando uno mismo logra la plenitud personal, es cuando logra todo lo que se propone. ¡Recuerda que la vida se vive a través de la actitud con la que la miremos!
Cumple tus objetivos: ¡Lo más importante es mimarse!
Siempre que se quiere lograr un propósito, las circunstancias deben estar muy claras y para ello nuestro consejo es que este año tus metas sean intangibles. ¿Sabes lo que significa? Nos referimos a lograr objetivos importantes tales como el amor, el ser feliz y el querernos a nosotros mismos cada día un poco más.
Sabemos que es algo fácil de decir y que realmente requiere trabajo, dedicación y mucha paciencia, porque llegar a sentirnos plenos con nosotros mismos es un trabajo que se logra con los años. Pero lo importante es reconocer nuestros fallos y querer, de corazón, trabajar en ellos y resolverlos. Ésta debe ser una prioridad y nuestro primer objetivo: estar bien con nosotros mismos. Si esto no es así, no podremos materializar todos nuestros objetivos y propósitos de año nuevo.
Desconecta y reconecta
Cuando sientas que estás pasando por un momento de estrés o frustración lo ideal es que respires y te tomes 5 minutos para desconectar de la situación. Sabemos que es complicado ir en contra de nuestras reacciones, pero una vez que logramos mantener bajo control este tipo de situaciones, todo cambiará a nuestro alrededor. ¡Recuerda que el cambio siempre debe empezar por uno mismo!
Aprende a decir que no
En muchas ocasiones nos desvivimos para hacer felices a los demás y nos olvidamos de nosotros mismos. Decir que no es fundamental para respetarnos y cuidar nuestra salud mental. Si un día no tienes ánimos para ir a esa cita con amigos o familiares, no vayas. Tu bienestar es lo primero. Las personas que te quieren lo entenderán, no te preocupes por quedar bien siempre.
Drena tus frustraciones con ejercicio
Aunque suene cliché, hacer ejercicio nos eleva las endorfinas (la hormona de la felicidad) y cuando estamos frustrados, estresados o tenemos un mal día, lo mejor es ir a hacer un poco de deporte ¡Elige el que más te guste para que no sea un suplicio! Verás la diferencia cuando salgas, suele pasar que sales cansado, pero con otra actitud diferente que con la que entraste.
Escribe un diario con tus emociones
Cuando escribimos soltamos esos pensamientos y sentimientos que muchas veces nos guardamos para nosotros mismos y que se acumulan afectando así a nuestra salud mental. Lo mejor es que tengas una libreta personal en la que cada día dediques 10 minutos a explicar cómo fue tu día, cuáles han sido tus emociones y, sobre todo, busques razones que te han hecho feliz. ¡Acabaras el día sintiéndote mucho mejor! Con el tiempo, vuelve a leerlo y verás con otra perspectiva lo que has vivido, si has cambiado e incluso si has mejorado algunas actitudes.
Es importante trabajar día a día en hábitos saludables y aprender a ser felices con nosotros mismos. Si los pensamientos son más positivos, será más fácil cumplir nuestras expectativas y propósitos. Ahora ya lo sabes, trabaja siempre en ti para lograr tus objetivos. También puede interesarte “Renueva tus buenos hábitos” o “Año Nuevo, vida nuevo: propósitos para el año nuevo”.
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